Recuerdo cómo, en cierta ocasión, poco después de que la Real Sociedad firmara su último gran éxito, ése en el que estáis pensando todos, fui invitado a un programa de televisión, y una de la preguntas que me formularon fue, después de lo que el equipo acababa de conseguir: “¿qué le pides a la Real para el futuro?â€�. Probablemente, la respuesta más lógica habrÃa sido algo asà como: “Otro tÃtulo, a la mayor brevedad posibleâ€�. Sin embargo, respondà algo muy distinto; lo que yo le pedÃa al equipo para el futuro, era que me hiciera sentir orgulloso siempre, cada vez que saltase a un terreno de juego. Por encima de los resultados y de los tÃtulos, yo preferÃa primar mi identificación con unos colores y un escudo, que defendieran mi sentido de pertenencia, ése que se ha ido gestando a lo largo de los años, sobreviviendo a graves crisis, para llegar hasta el dÃa de hoy, sacudido por los vaivenes del dÃa a dÃa, pero firme en sus fundamentos.
Y esta reflexión preliminar puede servirnos para afrontar el futuro en el corto plazo, ese que debe conducirnos hasta la conclusión de la presente temporada, cuyo desarrollo y desenlace son hoy más inciertos que en mucho tiempo antes, al punto de que los rectores del club han tomado decisiones drásticas al objeto de corregir la errática trayectoria del equipo. Nunca es un buen sÃntoma, puesto que evidencia problemas, cuyo alcance sólo el tiempo podrá determinar, pero están en los puestos de mando precisamente para eso, para intentar gobernar, corregir y conducir esta nave a buen puerto. Sergio Francisco ya es historia, y Matarazzo es el presente, y veremos por cuánto tiempo, el futuro de este equipo. El estadounidense comienza casi de cero, con la mente limpia de cualquier tipo de contaminación , y con el objetivo ineludible de conferir estabilidad al equipo. Poco más se le pude pedir a dÃa de hoy. Tiempo habrá, una vez conseguido el primer objetivo, de fijarse metas más ambiciosas.
Yo sólo le pido eso a la Real… Y que me haga sentir orgulloso. Siempre.
1
Recuperar las señas de identidad
La Real Sociedad viene de cerrar un ciclo exitoso, que se ha prolongado a lo largo de 5-6 años, y que logró poner al equipo en el mapa europeo, al tiempo que era reconocido por sus singulares caracterÃsticas, las cuales le conferÃan un particular sello de identidad. Hoy, lamentablemente, vivimos tiempos difÃciles, tiempos de indefinición, a la espera de tiempo mejores. Pellegrino Matazzaro ha llegado a la Real Sociedad con la misión de reequilibrar la nave y poner la proa hacia el éxito lo antes posible. ‘Rino’ ya ha tomado contacto con buena parte de la plantilla, y aunque aún es pronto para extraer conclusiones, imagino que ya dispone de un primera fotografÃa, más o menos fidedigna de lo que tiene entre manos.Desconozco cuáles son las lÃneas maestras por las que se regirá el juego del equipo de aquà en adelante, pero es obvio que, recuperar algunos de los rasgos distintivos tradicionales, debe ser tarea prioritaria. Por ejemplo, restablecer la correcta interpretación de la presión en campo rival y la presión tras pérdida, porque no es normal seguir realizando más faltas que nadie y, sin embargo, sufrir en las transiciones más que nadie. Alguien está realizando una lectura incorrecta.
1
Ojalá siempre sea Navidad
Estos dÃas hemos visto repetida , con motivo de las fiestas de Navidad y el regreso de los equipos a los entrenamientos, la misma imagen del baño de masas de los futbolistas con sus seguidores, y la Real, con la presencia novedosa de Matarazzo, no ha sido una excepción. Son tiempos de ilusión, de esperanza por que las cosas cambien, y todo vaya a mejor. ¡Qué bonita es la Navidad! Lastima que dure sólo unos dÃas.
1
Tabla rasa
La llegada de un nuevo inquilino al banquillo, puede introducir un elemento distorsionador, al menos durante un tiempo. Matarazzo ha conversado, uno por uno, con los componentes de la plantilla, y les ha explicado que, para él, el pasado no cuenta, y que todos empiezan de cero. Esto podrÃa modificar los planes de más de uno, por lo que los primeros partidos del año van a tener un valor probativo innegable.

