Corría el año 1961 cuando Maserati fabricó un precioso 3500 GT Berlinetta. Lo habitual habría sido que dicha unidad tuviera una placentera y anónima ‘vida’ en el garaje de algún millonario. Pero la historia tomó otro rumbo; resultó que aquel coche fue destinado al uso personal de Juan Manuel Fangio, cinco veces campeón del mundo de Fórmula 1, que así podría moverse durante unas estancias en Italia que al parecer eran muy habituales.Durante cinco años aquel Maserati fue el coche habitual de Fangio cada vez que viajaba a Europa. Era potente y lujoso, pero el ex piloto no lo usaba ni como coche de carreras ni como símbolo de estatus. Para él era una herramienta, un medio de transporte. Y el argentino, al aceptarlo, adoptó una función que le resultaba natural: probar el coche, detectar errores… y enviar sus comentarios a la fábrica.Scuderia Renania GmbH.Un Gran TurismoEl 3500 GT había sido la gran apuesta de Maserati para entrar con decisión en el mercado de los llamados Gran Turismo. A finales de los años cincuenta la compañía necesitaba modelos más estables desde un punto de vista comercial y menos dependientes del éxito en los circuitos. El 3500 GT, con su chasis tubular, su motor derivado de la competición y el diseño de Touring Superleggera fue la respuesta. Tenía 235 CV, frenos de disco en sus últimas versiones, cinco marchas y una elegancia incontestable. No había nacido para protagonizar portadas de revistas de competición, sino para recorrer distancias largas con rapidez, lujo y comodidad.Ese enfoque encajaba con el de Fangio, que por entonces ya se había retirado de la competición aunque su relación con Maserati siguiera viva. Sin embargo ya hemos dicho que le pidieron que lo condujera con atención técnica, como lo hacía cuando era piloto oficial. Y lo hizo; en los archivos que acompañan a este viejo Maserati aparecen cartas del argentino dirigidas al departamento de ingeniería con observaciones sobre el embrague, la dirección o la respuesta del motor. En ocasiones, con sugerencias de mejora. El coche era, en ese contexto, una especie de banco de pruebas.Scuderia Renania GmbH.La pausa definitivaEn 1966 Fangio lo aparcó en la sede de Maserati. No volvió a recogerlo. Durante tres años ni se preocupó por él. En 1969, envió una carta: se disculpaba por no haber retirado el coche y expresaba su intención de recuperarlo pronto. La intención se quedó en papel.Pasaron diez años más; en 1979, Fangio autorizó a dos amigos a retirar el coche en su nombre. Uno de ellos era Guerino Bertocchi, leyenda de la marca, ex piloto y jefe de pruebas. El otro, un coleccionista privado que sigue siendo hoy su propietario. Maserati se resistió: sabían que era el coche personal de Fangio. Sabían lo que representaba. Durante dos años la solicitud quedó en espera… Finalmente, en 1981, Alejandro De Tomaso, entonces propietario de Maserati, autorizó la entrega.Cuando Bertocchi y el actual dueño lo retiraron el coche ya estaba en el estado de abandono que ves. Eso sí, al menos la marca había metido en el maletero una serie de repuestos como compensación por el retraso en devolvérselo. Poco después, Bertocchi falleció. El coche quedó entonces guardado en la colección privada del segundo amigo sin volver a arrancarse ni a tocarse. Así ha permanecido hasta hoy.Scuderia Renania GmbH.IntactoEl estado actual del coche puede definirse con una sola palabra: intacto. No porque esté como nuevo, sino porque, literalmente, no ha sido casi ni tocado desde que Fangio lo dejó en Maserati. No se ha desmontado. No se ha repintado. No se ha arreglado absolutamente nada. Sigue tal como fue devuelto por Maserati en 1981. El gris de su carrocería muestra el desgaste de los años y el rigor de la intemperie. El interior rojo también está envejecido y el motor no ha sido encendido desde que Fangio giró por última vez la llave de contacto.Lo que distingue a este Maserati de otros ejemplares no es únicamente su procedencia, sino el grado de documentación que lo acompaña. Las cartas de Fangio, sus notas, las respuestas de los técnicos, la correspondencia sobre el retiro del coche en los años ochenta… Todo eso forma parte del archivo que acompaña al coche. A eso se suma un conjunto de piezas originales: repuestos mecánicos, detalles interiores, elementos de mantenimiento… Muchos de ellos siguen guardados en el maletero.Pero tampoco hay que idealizarlo porque el coche requiere una restauración integral. Por suerte el punto de partida es sólido, ya que está completo casi al 100%. Y además no hay duda sobre su autenticidad ni urgencia por restaurarlo, una vez que ya ha estado tantas décadas en el retiro.Scuderia Renania GmbH.Lo que vale y lo que cuestaEste Maserati fue ofrecido en subasta en 2019. Se estimaba que pagarían entre 475.000 y 540.000 euros, pero la puja más alta se quedó en 400.000 y el coche no fue vendido. Ahora su propietario parece haber aprendido una lección y lo ofrece fuera del circuito de subastas (en Scuderia Renania GmbH) por 210.000 euros. Es lo mismo que cuesta una unidad en perfecto estado del 3500 GT que nunca haya tenido un propietario tan ilustre.Quien lo compre no lo hará movido por motivos a corto plazo. No es un coche que prometa retornos inmediatos ni que encaje en una compraventa rápida. Es más bien un fragmento de historia en pausa. Una historia bien documentada, con todos sus silencios a cuestas.En la carta que Fangio escribió en 1969, cuando ya llevaba tres años sin recoger el coche, afirmaba que «lamento haberlo dejado tanto tiempo en la fábrica. Mi intención es recuperarlo pronto». Nunca vio llegado el momento de volver a conducirlo. Ahora otra persona podrá completar esa historia que Fangio dejó inacabada.
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