Pellegrino Matarazzo ya está al frente de la Real Sociedad y su llegada abre un nuevo intento de cambiar el rumbo de una temporada muy complicada. El técnico estadounidense hereda un equipo frágil, irregular y con demasiados problemas estructurales, tanto en el juego como en lo anÃmico. Su margen de error es mÃnimo y los retos son claros. Estos son los cinco grandes desafÃos que deberá afrontar desde el primer dÃa para intentar reconstruir a una Real muy castigada por los resultados.
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Blindar una defensa demasiado vulnerable
La mejora defensiva es una urgencia absoluta. La Real solo ha logrado una porterÃa a cero en toda la temporada, en el 1-0 ante el Mallorca, y ha encajado gol en los otros 16 partidos disputados. Un registro impropio de un equipo que aspira a competir en la zona alta. Con 26 goles recibidos, solo Sevilla, Valencia y Oviedo igualan ese dato, mientras que Levante (29) y Girona (33) empeoran aún más. La falta de solidez ha penalizado enormemente al equipo, que ha perdido puntos incluso cuando su rendimiento ofensivo ha sido aceptable. Matarazzo debe construir una estructura defensiva fiable de manera inmediata.
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Mantener al equipo conectado durante los 90 minutos
Otro de los grandes males de la Real esta temporada ha sido su desconexión en momentos clave de los partidos. Tramos de pocos minutos han bastado para tirar por la borda encuentros bien encaminados. Errores de concentración, pérdidas evitables y falta de intensidad han costado muchos puntos. Este es un aspecto que Matarazzo no puede permitir. Su equipo debe estar siempre metido en el partido, con continuidad competitiva y capacidad para gestionar los momentos malos. En una liga tan igualada, cada desconexión se paga caro, y la Real lo ha comprobado demasiadas veces.
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Reconstruir la unión y la fortaleza mental del vestuario
Más allá del fútbol, Matarazzo se encuentra con una plantilla tocada psicológicamente y con evidentes problemas de cohesión. En el campo se perciben gestos de frustración, reproches entre compañeros y falta de confianza colectiva. El nuevo técnico deberá trabajar las cabezas, recuperar la fe de los jugadores en el proyecto y reconectar al grupo desde dentro. Que los futbolistas vuelvan a creer, a ayudarse y a competir como bloque. Sin unidad, no hay crecimiento posible. La Real necesita volver a hacer piña si quiere salir del bache.
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Convertir el balón parado en un arma real
La Real es uno de los equipos que más córners lanza en Primera División, pero su eficacia es mÃnima. El balón parado se ha convertido en una gran asignatura pendiente, pese a contar con buenos lanzadores como Sergio Gómez y rematadores potentes como Jon MartÃn. En el fútbol actual, una parte muy importante de los goles llega por esta vÃa, y desaprovechar tantas acciones es un lujo que la Real no puede permitirse. Matarazzo deberá insistir en este apartado para convertir el balón parado en una fuente regular de puntos.
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Exigir más a los jugadores con mayor talento
Por último, uno de los retos más complejos será elevar el nivel de varios futbolistas clave que están rindiendo por debajo de lo esperado. Nombres como Guedes, Carlos Soler, Aramburu, Zubeldia, Brais o Kubo tienen mucho más fútbol del que están mostrando. Matarazzo deberá encontrarles su mejor contexto, exigirles continuidad y darles el protagonismo adecuado para que den un salto competitivo. La Real necesita que sus jugadores diferenciales marquen diferencias de verdad, y ese será uno de los termómetros del nuevo proyecto.

