El Gran Premio de Singapur es una de esas citas donde las diferencias, normalmente abismales, entre la zona alta de la Fórmula 1 y la media se pueden recortar. En el viernes de libres lo mostró Fernando Alonso -a décima y pico de Piastri- y más todavía un Isack Hadjar que demostró que el ritmo del Racing Bulls es una realidad. Especialmente, a una vuelta. Fue segundo y es cliente a entrar en las quinielas por sorprender a los favoritos.Pero no todo es color de rosa para el filial de Red Bull. Su otro piloto, Liam Lawson, ya había golpeado el coche en el segundo libre y puso a los suyos contra las cuerdas al reventar el monoplaza en el tercer entrenamiento. El último antes de la clasificación, con poco más de dos horas para arreglar cualquier desperfecto. Pero Lawson falló.Fue en una de las trampas de Marina Bay, la 7. Es una zona media-lenta y el piloto pasó por encima de un límite. Atacó el piano, se subió y la panza del coche provocó que se fuese sin control al muro. «No sé qué ha pasado. Solo me subí al piano», reclamaba por la radio. No lo sabía, pero es un incidente habitual en el circuito. Gasly, poco antes, repitió trayectoria, por ejemplo, pero lo salvó.No sé qué ha pasado. Solo me subí al pianoLiam LawsonLawson, en el muro.F1TVLawson vive su historia… de siempre. Brilló en Bakú y cuando su futuro está en boca de todos, falla. En el momento en el que se habla más del ascenso en 2026 de Arvid Lindblad y cuando Red Bull tontea con Alex Dunne, uno de los talentos de la F2 que decidió salir de McLaren para cazar la oportunidad de su vida. Un accidente no ayuda.Además, es un error trascendental de cara al fin de semana. Se arregle su coche o no, es un palo para la batalla por la Q3 y la pelea a brazo partido por ser quinto de constructores. Allí Williams domina (101 puntos) y Racing Bulls tiene 10 puntos más (72-62) que Aston Martin.
Suscríbete a nuestra newsletter

