En Italia, dicen, hay dos religiones: la católica, que impera en sus costumbres, cultura y vida. Y Ferrari. Se demostró desde que el Duomo de Milán rebosó de gente en el miércoles de la semana de su Gran Premio. Y se demuestra en el inicio de una cita que coloca a los SF-25 dando la talla. Para sus tifosi, que mezclan ‘esas dos religiones’ en carteles o disfraces, es el motivo principal para soñar con la última bala de un 2025, de momento, decepc
Suscríbete a nuestra newsletter

