Esta semana, Pep Guardiola volvió a domar Madrid. Repitió exhibición en la sala de prensa y en el campo. Ante los periodistas, hizo un retrato certero del excesivo poder que tienen algunos jugadores en el vestuario blanco y de la falta de apoyo de Florentino a Xabi Alonso, a quien recomendó que no se arrugue y muera con sus ideas. Luego, en el campo, volvió a desnudar las carencias defensivas de los merengues, consiguió una nueva victoria sin necesitar una versión brillante de su City y, además, demostró su autoridad, sustituyendo a su estrella, Haaland, cuando todavÃa quedaban 25 minutos, porque los cracks deben saber que el interés del equipo y la autoridad del entrenador están por encima de cualquier individualidad. Guardiola ha convertido el Bernabéu, uno de los escenarios más difÃciles, en un territorio conquistado desde el discurso, la idea futbolÃstica y la lucidez en la ejecución, dejando su sello táctico y su dominio emocional y escénico, erigiéndose ya en el entrenador que más victorias ha conseguido: 7 (con varias exhibiciones), 4 empates y solo 3 derrotas. Ha sido también la semana de Eric Garcia, el prototipo de jugador discreto, cerebral, talentoso y humilde, formado en la Masia hasta llegar al primer equipo, transformando las crÃticas y dudas en elogios y confianza del técnico. Y despedimos con tristeza a un culé célebre, Gabriel Masfurroll. Un caballero del deporte, inteligente, solidario, pionero en la gestión hospitalaria privada, que mimó a Messi, sirvió al Barça de vicepresidente del club y de la Fundación y ha sido querido y respetado en Madrid. Un culé brillante, como su hijo. DEP.
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