El extenista sueco Bjorn Borg, ganador de 11 Gland Slam, se ha abierto en canal en su autobiografía ‘Heartbeats: A Memoir’, coescrita con su esposa Patricia. Si en el capítulo final desvelaba el momento en el que le diagonosticaron un cáncer de próstata «extremadamente agresivo», sus memorias, publicadas esta semana, recogen también su relación con las drogas y cómo estuvo a punto de morir en dos ocasiones.La primero fue en Milán, en febrero de 1989, cuando Loredana, su segunda esposa, lo encontró inconsciente y lo llevó al hospital, donde le realizaron un lavado de estómago. «El hecho de que siga vivo es gracias a ella», escribe. El segundo fue unos años después, cuando se desplomó de un infarto en un puente en los Países Bajos. Su autobiografía comienza precisamente en ese puente. Cuenta sobre cómo se le paró el corazón y la suerte que tuvo de que hubiera gente cerca que le salvó la vida.Borg: su pronta retirada del tenis desencadenó todoBorg desvela que perdió el control de su vida una vez retirado del tenis con 25 años. «No tenía ningún plan. Hoy en día, la gente tiene una guía. Estaba perdido en el mundo. Había drogas, había pastillas, alcohol, para escapar de la realidad», comenta. Empecé con las drogas, las pastillas o el alcohol; era una forma de escapar de la vidaBjörn BorgEn el libro, relata como el primer episodio cercano a la muerte en Milán lo enmascaró como una reacción adversa a las pastillas para dormir que había tomado para aliviar el dolor de estómago después de comer en un restaurante de Milán. En una entrevista con The Times, afirma que sí ahora cuenta todo esto no lo hace por dinero. «Sentía que llevaba una mochila enorme. Necesitaba deshacerme de ella. Quería contárselo a la gente. Mucha gente me ve de una manera, a través del tenis. Pero no saben realmente qué me pasó como persona, qué le puede pasar a una persona. Por eso quería contárselo a la gente, y me siento muy bien al publicar este libro, porque me siento aliviada. Ahora es un buen momento para contarlo. No creo que estuviera listo en los 90. Tuve algunas recaídas, pero no tan graves como en los 80», reconoce. Su primer contacto con la cocaínaBorg reconoce que fue un error dejar el tenis tan pronto y, sobre todo, alejarse de la gente del tenis que le rodeaba. «No tenía ningún plan. Empecé con las drogas, las pastillas o el alcohol. Era una forma de escapar de la vida», reconoce.El seis veces ganador de Roland Garros y cinco de Wimbledon puede detalla cuándo probó la cocaína por primera vez. Fue en el verano de 1982 en Nueva York. «Siempre había fiestas en Manhattan. «Así que fui a una de ellas. Ya no juego al tenis y puedo probar la cocaína». La euforia que sentía, afirmar, era como cuando jugaba al tenis.El extenista sueco, que lleva dos décadas y media sin consumir drogas, cuenta también todo el proceso vivido desde que le diagnosticaron el cáncer de prostata, que ya está en remisión. «El médico dice que todavía tengo células cancerosas en el cuerpo, pero ahora mismo están latentes. Podrían estarlo durante años».
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