Este miércoles se cumplieron veinte años del 0 a 3 del clásico en el Bernabéu. De ese partido quedó una imagen para la historia del fútbol: un aficionado del Real Madrid y su hijo aplaudiendo en la grada el eslalon individual de Ronaldinho que acabó en golazo, reconociendo la genialidad de un adversario.
Pedrerol lo invitó a ‘El Chiringuito’ para recordar ese dÃa. Juan Sánchez, ahora sin bigote y ya jubilado, respondió a las nada inocentes preguntas del presentador: “Cuando ve las imágenes, ¿qué siente?â€�, “Si pasara de nuevo, ¿aplaudirÃa?â€�, “¿Los madridistas lo entendieron?â€�, “Si Laporta le manda una camiseta, ¿usted se la pone?â€�, “¿También canta el himno del Barça?â€�, “¿Su mujer le pegó la bronca al llegar a casa?â€�. Juan Sánchez tuvo la virtud de descolocar a Pedrerol con sus respuestas. El presentador apeló a la lealtad, la autenticidad y la transgresión. No le preguntó por su gesto desde una perspectiva ética, estética o de deportividad. Pedrerol apuntaba a lo identitario, investigando el grado de desviación del socio madridista dentro de los códigos aceptables de fidelidad. Primero le recordó su pecado, después comprobó su nivel de arrepentimiento y, finalmente, pasó al juicio social: “¿Los socios lo entendieron?â€�, “¿Le pegaron una bronca?â€�. No analizó su reacción desde una aproximación cultural o social, como una manera de entender el fútbol. Pedrerol prefirió poner a prueba hasta qué punto un socio del Madrid puede admirar a su máximo adversario, un Ãdolo azulgrana, sin perder su identidad. También comprobó de qué manera Juan Sánchez rompió los códigos familiares, buscando un retrato costumbrista bastante machista. Pedrerol colocó a su invitado bajo el foco de la sospecha para calcular su pureza madridista. Era como si quisiera volver exponerlo a la duda y a la polémica. Lo mejor llegó al final. Pedrerol le preguntó si le gustaba más el programa por la tele o estando en el plató. “En casa no lo veoâ€� respondió sincero. Por sorpresa del presentador, Juan Sánchez no forma parte del público incondicional que ‘El Chiringuito’ presupone. Después de un interrogatorio para valorar su fidelidad al club, resultó que el hombre no tiene ninguna fidelidad al programa. Más allá de espÃritu deportivo, el socio que aplaudió a Ronaldinho demostró tener, por encima de todo, criterio propio.

