Autor : Soorya G
Los inversores árabes observan de cerca el cambiante panorama del sector del fútbol en Brasil, que está experimentando una revolución organizativa con importantes implicaciones para el deporte y sus aspectos comerciales.
Recientemente, Mubadala Capital, de Emiratos Árabes Unidos, firmó una asociación con una liga de fútbol brasileña formada por 15 clubes de renombre, entre ellos los favoritos de los aficionados, como el Flamengo, el Corinthians y el São Paulo. Este acuerdo, que entrará en vigor en 2025, permitirá a estos clubes negociar colectivamente sus derechos comerciales y televisivos para el campeonato brasileño. La participación de Mubadala como asesor abre la puerta a posibles inversiones y participaciones en estos derechos.
Estos acuerdos multimillonarios deberían inyectar un capital considerable en el sector del fútbol, facilitando el desarrollo de infraestructuras y la formación de talentos. Además, la transformación promete un enfoque más profesional de la gestión, el marketing y las oportunidades de negocio, generando cambios positivos en el panorama futbolístico brasileño.
Esta evolución se ve impulsada por la ley SAF de 2021, que permite a los clubes de fútbol brasileños, históricamente organizaciones sin ánimo de lucro, convertirse en empresas con el apoyo de inversores privados. La ley SAF ha sido revolucionaria, atrayendo el interés de inversores que buscan capitalizar el potencial sin explotar del mercado futbolístico brasileño.
Los inversores árabes, como Mubadala, ven en el escenario actual una fantástica oportunidad para invertir, con unos 50 clubes potencialmente listos para adquisiciones parciales o totales en los próximos años.
En el sector del fútbol brasileño se han producido operaciones notables, como la adquisición por el City Football Group, propiedad del Abu Dhabi United Group, del 90% del Bahía, club fundado hace 92 años en Salvador. Estas inversiones estratégicas en países como Brasil, tradicional exportador de atletas, garantizan un suministro constante de jugadores de talento para las naciones árabes, contribuyendo al crecimiento y la sostenibilidad del fútbol en la región. En un futuro próximo, cuando el sector sea testigo de las ofertas públicas iniciales de los clubes de fútbol, esto atraerá más inversiones y abrirá las puertas a nuevos actores internacionales en el mercado brasileño.
Aunque Brasil sigue siendo el principal objetivo para los inversores, países vecinos como Chile, Uruguay y México, con cambios legislativos similares que permiten a los clubes convertirse en empresas, también están atrayendo a socios potenciales.
En conclusión, la relación representativa entre los inversores árabes y el sector futbolístico brasileño es prometedora para el crecimiento mutuo, los esfuerzos económicos y la evolución del deporte en la región y fuera de ella.