Autor : Monojit Mandal
La combinación básica de compota de manzana y galletas graham se convirtió en el extraño tentempié de un campeón de la NBA, en un giro peculiar que hizo las delicias de los aficionados al baloncesto y creó una lucha encarnizada por millones de dólares. Esta extraña historia incluye nada menos que a Michael Jordan, la gran figura que dominó las canchas de los Chicago Bulls.
Durante su brillante carrera, Jordan tenía un ritual previo al partido que incluía la salsa de manzana como componente clave. Preston Truman, un apasionado anotador de los Utah Jazz y entusiasta seguidor de los Bulls, descubrió que este conocimiento era crucial. El encuentro de Truman con el episodio de la compota de manzana no sólo le proyectó a las buenas gracias de Jordan, sino que le puso en el punto de mira como pieza clave de esta fascinante leyenda del baloncesto.
La trascendental ocasión tuvo lugar en noviembre de 1996, justo antes de un partido de la temporada regular entre los Jazz y los Bulls. Truman escuchó la petición del entrenador de Jordan de galletas y puré de manzana, pero faltaba el puré de manzana. Truman reaccionó con rapidez y llevó a cabo una frenética búsqueda en el estadio, deseoso de devolver a Jordania el objeto perdido. De algún modo lo consiguió, entregando a Jordan la preciada compota de manzana unos 40 minutos antes del comienzo del partido.
En junio del año siguiente, los Jazz se enfrentaron a los Bulls en las Finales de la NBA. Truman fue enviado al vestuario de los Bulls para los partidos 3, 4 y 5, repleto de mermelada de manzana y galletas para preparar un pedido de las zapatillas de Jordan. Según el testimonio de Truman, Jordan le reconoció y le agradeció sus esfuerzos, según el Salt Lake Tribune.
El memorable «partido de la gripe» de Jordan, en el que luchó heroicamente contra un trastorno alimentario causado por una pizza de pepperoni mal comida, sería recordado como el quinto partido de la serie. A pesar del evidente estado de debilidad de Jordan, que necesitó una inyección intravenosa antes del partido, Truman ya había establecido una conexión con él para entonces, lo que le permitió atreverse a preguntar por sus entrenadores.
Truman había conseguido entrar en el vestuario y era consciente del estado de Jordan, convirtiéndose en uno de los primeros en ver su determinación. Jordan incluso le dio la responsabilidad de entregar las entradas a la oficina principal de los Jazz, lo que llevó a Truman a aprovechar la oportunidad y preguntar por el destino de las Air Jordan de Jordan después del partido.