El sábado próximo un jugador del Barça será sometido a una prueba de extrema exigencia. No sólo como deportista, pues el rival está enrachado, sino también como ser humano dotado de sistema nervioso emocional.
Joan Garcia fue el pasado verano el último españolista que ha fichado por el Barça. Lejanos están los tiempos de Camps, Marcial, Soler, Urruti y Valverde, entre otros. Olvidados éstos, el caso de Joan Garcia ha levantado ampollas entre la masa social blanquiazul y en eso habrá influido también que las dos últimas ligas ganadas por el Barça se produjesen en Cornellà -El Prat, la segunda con invasión de campo, ya concluido el encuentro. El Espanyol se ha apresurado a comunicar la colocación de unas redes detrás de ambas porterÃas, porque pende una amenaza de clausura desde la pasada temporada por incidentes el dÃa del Villarreal y los citados tras el derbi, que se salvaron con multas, aunque también con advertencias claras en caso de reincidencia.
Volviendo a Joan Garcia le tengo por una persona tranquila, que difÃcilmente pierde los nervios. Ha tratado siempre con respeto al Espanyol y no ha renegado de sus orÃgenes. Como profesional, ha hecho lo que más le convenÃa; o sea, lo que todo padre aconsejarÃa a su hijo para que progresar deportiva y económicamente. Además, con los millones de su traspaso, el Espanyol ha podido fichar con acierto, lo que ha ayudado a que se haya estabilizado en el quinto puesto y con aspiraciones europeas. Solo un consejo final a Joan: que use tapones de oÃdo homologados para los pilotos de Fórmula 1 porque el ruido lo tiene garantizado de antemano.

