Habitual regalo de Navidad para los niños del Barça. Pocas cosas ilusionan más que ver un entrenamiento de puertas abiertas. En especial, cuando al final del mismo las estrellas se acercan a firmar camisetas, sin prisa para escurrir el bulto.
El cuento de invierno de ayer tuvo un protagonista especial. Tras un mes fuera de escena, Ronald Araujo volvÃa a la disciplina de grupo como uno más, a las órdenes de un Flick que ayer le mimó públicamente.Â
Desde la expulsión en Chelsea, al segundo capitán del equipo solo le habÃamos visto ante el muro de las lamentaciones, en un viaje que debió ser Ãntimo y que alguien decidió publicitar. Araujo necesitaba un ‘reset’ y, cuando esté para jugar, será él el primero en comunicárselo a Flick. Su paso de ayer habla bien de un comprometido Araujo que, cuando el Barça le necesita, da el paso al frente. Asà lo hizo cuando, en dinámica del primer equipo, pidió jugar con el filial para intentar ascender a Segunda A. Ese dÃa, dos compañeros que estaban como él, a caballo entre el A y el B, se desapuntaron. Hoy ninguno de los dos está ya en el Barça y andan vagando por el planeta fútbol, lejos de la élite. Araujo, en cambio, siempre lo ha dado todo.
Es injusto que tras 190 partidos con la camiseta del Barça, algunos solo lo recuerden por las expulsiones ante el PSG o el Chelsea. Mejor, siempre, quedarse con las virtudes de una persona porque los defectos ya salen solos. Ronald es, de todos los centrales del Barça, el más rápido, el que va mejor de cabeza y el que tiene más gol. Sale a dos tantos por temporada. Por eso, cuando hay que recurrir a un Alexanko salvador, tanto Xavi como Flick no lo dudan y mandan a Araujo para arriba. Y siempre la tiene.

