Esa es, sin lugar a dudas, la gran pregunta que su formulan los realzales a dÃa de hoy. Deejamos atrás un 2025 decepcionante, lejos de los estándares alcanzados en años precedentes, y con una preocupante desorientación en el transcurso del último tramo del ejercicio. La apuesta inicial por Sergio Francisco, en un claro intento por replicar el exitoso modelo anterior, se reveló un fracaso, y la destitución del entrenador se entendió como la medida correctora más apropiada.
HabÃa una enorme expectación por conocer la identidad del nuevo técnico, por lo que de carga conceptual conllevaba. Estaba en juego el criterio que se iba a imponer a la hora de conducir al equipo, por lo menos en los próximos meses. Y el elegido es… Pellegrino Matarazzo, un técnico de perfil medio-bajo, con un pedigrà correcto, aunque lejos de los nombres que pudieran deslumbrar al aficionado.
Si echamos la vista atrás, y más concretamente al perÃodo que abarca desde el último ascenso del equipo hasta el dÃa de hoy, podrÃamos encontrar un par de situaciones, que, con las lógicas salvedades de cada caso, podrÃan equipararse al caso que nos ocupa. Me estoy refiriendo a las destituciones de Arrasate y Garitano, dos hombres de la tierra, y que conocÃan bien el terreno que pisaban, pero a los que la ley de los resultados acabó por eliminar de la ecuación. La solución en ambos casos fue de corte muy distinto: mientras que al primero lo sustituyó el británico David Moyes, el segundo fue relevado por Imanol Alguacil. Del desenlace de ambas decisiones poco hay que comentar que no ilustren los resultados de uno y otro. La resolución adoptada en esta oportunidad se asemeja más a la primera que a la segunda, aunque esperemos que con diferente colofón. Matarazzo comienza de cero, lo cual suele comportar pros y contras; viene con la cabeza fresca, sin prejuicios, aunque con escaso conocimiento de la bases del club. El tiempo no corre a su favor, por cuanto se le van a exigir resultados inmediatos. Pero esto es fútbol… y él lo sabe.
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«Rino es un valor seguro»
No son palabras mÃas, por supuesto, ya que no estoy en condiciones de afirmar nada al respecto, sino del presidente del club Aperribay. Huyó como gato escaldado del concepto “apuesta de riesgoâ€�, y acudió al de “valor seguroâ€� para explicar la contratación del técnico estadounidense. En el mundillo de la economÃa y las finanzas, los valores seguros o valores refugio, como el oro o las divisas fuertes, son activos financieros que los inversores adquieren en tiempos de crisis, a fin de proteger sus capitales. Es de suponer que es eso precisamente, lo que la Real Sociedad ha buscado al hacerse con los servicios de Matarazzo. Partiendo de la premisa indiscutible y por todos aceptada de que estamos inmersos en una fase crÃtica, lo que procede es acudir a ese tipo de activo que provea seguridad en tiempos de inestabilidad. A partir de ahÃ, sólo queda esperar que la labor de prospección llevada a cabo por los técnicos del club haya sido acertada, y concluya en el éxito que todos deseamos. Poco más se puede añadir, por cuanto en esta fase inicial todo son buenas palabras, y mejores deseos, pero que habrá que intentar plasmar luego sobre el terreno de juego.Sólo el tiempo, juez inapelable, determinará el acierto o la falta del mismo, en esta operación.
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Europa, a largo plazo
«Y más tarde, el objetivo a largo plazo, es regresar a la competición europeaâ€� (Matarazzo dixit). Dicho asÃ, inquieta un poco. Nos hemos habituado a llamar a la puerta de Europa todos los años, y ahora, esa opción se plantea en términos de “largo plazoâ€�. ¿Tanto hemos retrocedido? Pues, a tenor de lo que se ha podido ver esta temporada, tal vez sÃ; al nuevo técnico le corresponde devolver al equipo por donde solÃa.
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«No salió bien, no lo conseguimos»
Erik Bretos, director de fútbol de la Real Sociedad, verbalizó lo que todos ya habÃamos constatado: las medidas adoptadas para corregir la deriva en que habÃa entrado el equipo desde la pasada campaña, no surtieron el efecto deseado. Siempre es saludable una cura de autocrÃtica, como primer paso hacia la sanación. Ahora toca corregir, enmendar… y acertar con la fórmula. Contador a cero. Más o menos.

