Autor: Vishwajit Sawant
Durante el reciente partido entre Brasil y Venezuela en el Arena Pantanal de Cuiabá, el portero Ederson expresó su frustración con la política de precios adoptada por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). El partido terminó en empate a uno, pero la atención pasó de la acción sobre el terreno de juego al precio de la entrada.
El precio de las entradas para el partido comenzó en 200 reales, incluso con entradas a mitad de precio, dejando a muchos aficionados decepcionados con el coste. Los ingresos totales generados por este partido ascendieron a la impresionante cifra de 12,7 millones de reales, atrayendo a una audiencia de 40.020 espectadores. Sin embargo, el precio medio del billete, de 318 reales, fue un punto de discordia.
Ederson, que no tiene pelos en la lengua, expresó su preocupación por el precio de las entradas y su repercusión en el público. Reconoció el apoyo de la afición, pero señaló que el estadio no estaba a pleno rendimiento, problema que atribuyó a los desorbitados precios de las entradas.
El guardameta del Manchester City fue más allá y calificó de «absurdo» que una entrada a mitad de precio sea tan cara, subrayando la carga financiera que supone para los brasileños de a pie. Pidió a la CBF que reconsiderara la cuestión, insistiendo en la necesidad de tener en cuenta la realidad económica de la población brasileña.
Algunos sectores del público del Arena Pantanal no dudaron en expresar su descontento cuando se anunció el precio del partido. Los espacios vacíos en las gradas superiores reflejaban aún más la frustración de los aficionados.
Es probable que el próximo partido de clasificación de la selección nacional contra su eterno rival, Argentina, programado para el mes que viene en el emblemático estadio de Maracaná, reavive la conversación sobre la política de precios de las entradas, ya que tanto los jugadores como los aficionados esperan opciones más asequibles para apoyar a sus equipos en el camino hacia la victoria.