Autor : Monojit Mandal
Tras una contundente victoria en el partido inaugural de las Finales de la NBA 2023 contra los Miami Heat
el entrenador de los Denver Nuggets, Michael Malone, lanzó un contundente mensaje a su equipo durante una reunión celebrada el sábado. A pesar de su impresionante actuación, Malone advirtió a sus jugadores de que «no habían hecho nada» y les pidió que no bajaran la guardia.
Liderados por las actuaciones estelares de Nikola Jokic y Jamal Murray, que anotaron 27 y 26 puntos respectivamente, los Nuggets dominaron a los Miami Heat con una victoria por 104-93 ante su público el jueves, tomando una ventaja de 1-0 en la serie de campeonato al mejor de siete. Sin embargo, Malone no estaba contento con las oportunidades que los Nuggets permitieron a los Heat y advirtió a sus jugadores de que no se conformaran con su conquista.
Durante una rueda de prensa celebrada el sábado, Malone expresó su admiración por varios aspectos del rendimiento de su equipo, como las aportaciones de los jugadores reservas Bruce Brown, Jeff Green y Christian Braun, así como la excepcional química entre Jokic y Murray. También destacó las infravaloradas habilidades defensivas de Jokic. Sin embargo, tras analizar las imágenes del partido, Malone identificó las áreas que necesitaban mejorar y subrayó la necesidad de que el equipo mantuviera la concentración.
Reconociendo el peligro potencial de sucumbir a los egos inflados y la exageración, Malone subrayó la importancia de mantener un enfoque equilibrado. A pesar del dominio de Jokic, la letal capacidad anotadora de Murray y la imponente presencia de los Nuggets sobre los pequeños Heat, Malone recordó a sus jugadores que tenían que rendir de forma constante durante todo el partido. Señaló que incluso en el primer partido, que Denver controló durante la mayor parte del encuentro, el resultado estuvo en duda hasta los minutos finales.
El principal objetivo de Malone como entrenador es identificar los puntos débiles, en lugar de regodearse en la gloria de la victoria. Entiende la necesidad de evaluar críticamente el rendimiento y esforzarse por mejorar. Su dedicación coincide con la del entrenador de los Heat, Erik Spoelstra, ya que ambos han dedicado sus vidas a analizar detalles intrincados, persiguiendo implacablemente la perfección en un deporte en el que los mejores ataques fallan casi la mitad de sus tiros y las mejores defensas permiten una media de 110 puntos por partido.